sábado, 1 de noviembre de 2008


¡Vaya corazón rebelde que enamora hasta al témapano más frío!
¿Qué es lo que escucho acercarse? ¿Acaso no es la voz de mi dulce amado pronunciando mi nombre?
Lo dudo. Se fue hace un año ya y se llevó con él mi sometido corazón.
Nunca habló de siempre. Y siempre calló.
Sin embargo lo amo, lo espero.
¿Y como no hacerlo si su olor me acaricia el pelo cada noche, y el recuerdo de su sonrisa ilumina hasta el día más negro?
¿Como no extrañarlo?
Pero me consuelo. Sí, me consuelo con el pasado, con nuestros recuerdos. ¡Que maravillosa alegría las que nos llenaba el corazón de mariposas esos lluviosos días de Agosto!
Por eso te espero hombre de sonrisa eterna.
Pero sé amado mio, que no hay nada más infinito que un corazón dulcemente enamorado, como el mio. Es por ello que debes estar tranquilo, dónde sea que estés, porque te esperaré, aunque pasen siglos. Seré tuya cada noche imaginaria, como fue hasta que te marchaste.
El mágico encanto de tu ser me mantendrá fiel a ti y a tu sonrisa inolvidable.
Noviembre, 2008.-

No hay comentarios: