sábado, 20 de junio de 2009


Pensé dos veces el mismo argumento, caminé una y comí tres. Te miré con cara de no saber como rechazarte, pero para variar no entendiste... o no quisite.
Un cigarro resién encendido me quema los dedos. Fumo apurada como si en él se fuera el tiempo de mi respuesta y tu reacción. Vacío e incoherente, como mi cerebro aquellos días fue el primer pensamiento que fluyó instantaniamente por mi boca.
Siempre fuiste fuente de inspiración. Te ridiculizé en cada texto, pero la permantente sátira de nuestro amor dio pie a eneros taciturnos.
Torpe como nunca jugaste con mi nariz un rato, balbuseaste estupideces y acariciaste mi oído flashback de lo que tuviste.
Tuve la extraña sensación que ese día te sobraban algunas extremidades.
No recordaba lo banal de tu compañía, pero mi rebelde lengua no escuchó las intrucciones y decidió por si sola.
¡Maldita! Por tus carnales impulsos ahora bailas con Saturno. Aunque mures por un tango con Venus.
Junio, 2009.-